"Benvinguts a Disneyland!". La ciudad de Valencia tal y como hoy se conoce podría haber sido bien diferente de haberse ejecutado algunos de los proyectos que, si bien, estuvieron a punto de materializarse, al final han quedado como una anécdota en su historia. Abiertas sus puertas en 1992, Disneyland París (originalmente Euro Disney Resort) se convertía en el primer parque temático de la casa de Mickey Mouse en Europa, después de la experiencia en Estados Unidos y, posteriormente, en Tokio. Sin embargo, la capital francesa no fue la primera opción cuando el gigante americano quiso traer su fantasía a Europa. La costa mediterránea pudo haberse convertido en la sede del parque temático más famoso del mundo, opción que sonaba con fuerza frente a una Galia que acabó arrasando.
La lucha entre las dos localizaciones llegó a la altas esferas que, conscientes del potencial económico que podría suponer, no querían dejar pasar la oportunidad de tentar a la compañía y asegurase la construcción de un proyecto cuya inversión estaba situada en torno a 250.000 millones de pesetas. Si bien las opciones originalmente presentadas a la compañía para ubicarse en Europa se contaban por centenares, la final fue un partido España-Francia. Las negociaciones no fueron fáciles y durante no menos de un año se pasó la compañía dejándose querer por unos y por otros, escuchando y pidiendo.
Escuchando lo que tenía que decir la administración, sí, pero también visitando in situ las cuatro localizaciones 'finalistas', a las que sometieron a rigurosos estudios para asegurarse de que los multimillonarios Pato Donald y Mickey Mouse tuvieran la mejor casa. Así comenzaba la carrera y el juego del despiste, con ambos países pendientes de la decisión final y un ruido mediático sin precedentes a la espera de saber dónde recaía el millonario Tío Gilito. La mayor densidad de población y su situación geográfica, que facilita la llegada de turistas de más países europeos, se impuso a una soleada España que quería volver a ganar su espacio en Europa, con el contrato entre los representantes del gobierno francés, incluido el primer ministro, y el CEO de la empresa americana, Michael Eisner, formalizándose en 1987.
La elección de Marne-la-Vallée, a unos 35 kilómetros de París, sin embargo resultó más problemática de los esperado para la compañía, que no logró recaudar lo esperado por visitante ni alcanzar las cifras previstas durante sus primeros años de andadura, rozando los 30.000 al día cuando esperaban contar con el doble. Los problemas financieros y el constante runrún en los medios de comunicación internacionales sobre un posible cierre reflejan unos inicios a trompicones aunque, finalmente, lo han convertido en uno de los espacios de entretenimiento de referencia. Con 15 millones de visitantes, sin embargo, todavía la rentabilidad está en duda.
Finalmente la Comunitat se queda fuera del mapeado de la compañía Disney, que este año ha sumado una nueva ciudad a su cartera de resorts. Se trata de Disneyland Shanghai, que ha abierto sus puertas este verano convirtiéndose en uno de los mayores proyectos con inversión extranjera del país.
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